Zapatillas de running: un producto con más historia de la que sospechamos

La industria de las zapatillas de running y demás accesorios está en pleno auge. Los corredores suelen tener pocos reparos al momento de elegir las mejores zapatillas de running. Más allá de esto (para info sobre zapatillas de running remitimos a este sitio y al final de esta nota), nos preguntamos porqué hoy en día esta actividad es tan popular. ¡Y respondemos acá!

 

 

Vemos corredores de a pie sea donde fuera que vayamos: en la playa, en la montaña, en las calles, en las pistas, en los parques… y un etcétera de lugares que antes estaban desiertos, que ahora se ven repletos de runners (además de personal trainers, equipos de gimnasia funcional, ciclistas y deportistas de toda índole).

¿Desde cuándo es así? La mejora en la infraestructura de las ciudades podría hacernos pensar que esta costumbre data de unos veinte o treinta años, sin embargo, no es así.

¿Sabés cuál es la historia del running y de dónde proviene esta forma de hacer deporte? ¡Atención!, tenemos mucho que contarte.

Los primeros corredores

Seamos deportistas o no, hay un hecho insoslayable: el correr estuvo siempre muy cerca de nosotros como seres humanos. Pensemos, por ejemplo, que el hombre prehistórico corría para cazar. Asimismo, también corría para no morir, es decir, para no ser él mismo cazado.

Cuestiones de supervivencia, dicho de otro modo. Sin ir muy lejos, podríamos afirmar que correr es la capacidad que nos ha permitido subsistir como especie. Sin exagerar, el cuerpo que tenemos ahora es resultado de esa necesidad: correr.

La historia antropológica dice que empezamos a correr hace 6 o 4 millones de años. ¿Cuál es entonces la diferencia, podríamos preguntarnos, entre aquella forma de correr y la que tenemos hoy en la senda para running de un parque o incluso en una cinta en un gimnasio?

Si dejamos de lado cuestiones meramente estéticas contemporáneas, parecería no haber diferencias notorias, ya que la motivación de muchos runners, mantener una vida saludable, es también una forma de subsistencia.

La diferencia de aquella primera forma de correr con el running actual es que ya no corremos para conseguir alimento (a menos que queramos ponernos metafóricos…).

¿Cuál es exactamente la razón para correr hoy en día? Pensemos en una tendencia reciente, el barefoot. Se trata de una forma de correr caracterizada por no usar calzado, o sea, como lo hacían nuestros predecesores evolutivos. Todo vuelve, dicen

Para los griegos antiguos, el atletismo era el deporte por excelencia. Tenía un fuerte componente estético e incluso ético y hasta religioso. Y por supuesto, no se lo practicaba para conseguir alimento, más bien, era una forma de competir y de superación personal. En este momento nacieron, por ejemplo, los Juegos Olímpicos.

Ahora bien, podemos afirmar sin riesgos que hoy en día el running es una moda. ¿Cómo llegó a convertirse en tal cosa?

Los corredores de hoy

Si nos remitimos a los Estados Unidos de América, inevitable referencia para la historia contemporánea, para bien y para mal, encontramos tres hitos clave en lo que respecta al running.

Primer hito, la crisis de los años treinta, exactamente, la gran depresión económica de 1929. Segundo hito, durante los años setenta, cuando este país se recuperaba tras la Guerra de Vietnam y era sacudido por la Guerra Fría y las revueltas raciales. Tercer hito, los atentados de las Torres Gemelas.

Si lo pensamos ahora, por ejemplo, en un país como España, encontramos que, luego de la reciente crisis económica, hubo un boom del running.

Parecería, pues, que ante las problemáticas coyunturales de las economías nacionales y mundiales y las problemáticas de índole sociocultural, como reacción a la inseguridad que sienten los ciudadanos y el estrés ocasionado por las condiciones de la vida contemporánea, de pronto, necesitamos correr, casi como si, realmente, de un instinto de supervivencia se tratara.

Ante enfermedades como la depresión, la ansiedad, el tabaquismo, problemas cardiovasculares, etc., precisamos una válvula de escape, precisamos fijarnos objetivos que nos motiven, y que esté a nuestro alcance su realización.

Frente a los diversos problemas de nuestro mundo que afectan a nuestras individualidades, debemos sentir que algo de nuestras vidas todavía depende directamente de nosotros.

En adición, no todos contamos con los medios monetarios para pagar la cuota de un gimnasio, que suele ser bastante elevada. Y sumado a esto, tras pasar horas de trabajo en una oficina, por ejemplo, necesitamos reconectarnos con el aire fresco y la naturaleza, en la medida de lo posible.

 

 

De hecho, tengamos presente que muchos de los runners que corremos por la ciudad, generalmente en parques, lo hacemos como forma de entrenamiento para afrontar carreras en las afueras, por ejemplo, en bosques montañosos. Lo cual es una forma de reconectarnos con la naturaleza, como decíamos.

Cada vez son más y más y más las carreras populares, y los maratones (disciplina deportiva olímpica que, como sabemos, surgió literalmente por la necesidad de supervivencia de los griegos ante una guerra) registran récord de inscritos.

Por su parte, tras estas aparentes necesidades individuales, existe toda una industria económica sólida y consolidada. Los runners gastan más dinero que nunca y proliferan las tiendas, revistas y webs especializadas en este deporte.

En conclusión, el running es una actividad deportiva económica, fácil de practicar y apta para todo público en su gradualidad, que asimismo permite flexibilidad horaria (se puede correr en pistas nocturnas hasta altas horas de la noche como a primerísima hora del día) y, por sobre todo, aporta notorios beneficios para la salud física y mental (sí, cuerpo sano, mente sana). ¿Esto nos ubica tan lejos de nuestros predecesores…?

Plus: 10 criterios para elegir las mejores zapatillas de running

  1. Tené en cuenta en qué terreno las vas a utilizar.
  2. Considerá qué distancia habitual vas a recorrer.
  3. Sentilas justas al probarlas, es decir, ni apretadas ni sueltas.
  4. Determiná cuál es la forma de tu pie y buscá un calzado que la respete.
  5. Averiguá cuál es la vida útil de tus zapatillas para cambiarlas cuando sea necesario, más allá de en qué condiciones externas se encuentren.
  6. Lo ideal es contar con más de un par e ir rotándolos.
  7. Deben ser flexibles (evitá las zapatillas rígidas que no ceden ante una torsión al momento de comprarlas).
  8. Tienen que ser estables, o sea, no deben deformarse al impactar y ofrecer una pisada natural.
  9. No siempre las zapatillas más caras son las mejores, esto se nota, por ejemplo, con las zapatillas híperamortiguadas (nocivas por el gran drop —la distancia de altura entre el talón y la punta del pie, que genera una pisada antinatural—).
  10. Y sí, también la estética, aunque tengamos en claro que esto es secundario cuando se trata de salud.

 

Dicho esto, contanos. ¿Vos por qué motivo corrés?